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Pastoral Vocacional

Provincia Nuestra señora de los Ángeles

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La vocación religiosa como llamado de Dios para pertenecerle por entero a Él.

La vocación a la vida religiosa, es un llamamiento Divino en donde Dios toma la iniciativa y la persona llamada, responde como una opción personal de seguir a Cristo, mediante la vivencia del Evangelio, en alianza divina por la práctica de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; viviendo en fraternidad con otras personas que también han sido llamadas en una determinada Comunidad Religiosa.

La vocación religiosa, más que un sentimiento o atractivo sensible, se refleja en la rectitud de intención, en la responsabilidad y libertad unida a aquel conjunto de dotes físicas y morales que hacen a la joven idónea para seguir la elección hecha por el mismo Dios.

Para discernir el llamado del Señor es importante hacer un camino de profunda experiencia de Dios a través de la oración, como encuentro amoroso con El. Esto motiva la decisión de pertenecerle por entero, convirtiendo la existencia en un servicio continuo a El y a los hermanos, principalmente a los más pobres, dentro de la Iglesia.

La pastoral vocacional es un servicio que se presta para orientar a las jóvenes que sienten la inquietud de servir a Dios, consagrando su vida entera a El, en nuestra comunidad religiosa de Hermanas Franciscanas de María Inmaculada.

La Hermana encargada de la Pastoral vocacional, juntamente con un equipo de Hermanas, son las responsables directas de hacer contacto con las jóvenes interesadas y hacer con ellas un proceso de acompañamiento para las jóvenes conozcan más Jesús, nuestra Comunidad y su carisma.

Una de las características de la espiritualidad Franciscana es vivir en fraternidad y las Hermanas sintiéndonos miembros de una misma familia, nos amamos fraternalmente. Esto es lo que deseamos mostrar a las jóvenes que tocan nuestras puertas, para experimentar con nosotras el gozo de la vida Consagrada. 


Hay jóvenes que apuestan por el seguimiento radical de Jesús, sabiendo que el impulso que les ha lanzado a la aventura de la vida religiosa viene del Señor. Piden conocer nuestro estilo de vida concreto, y quieren ser ayudadas a comenzar su camino de entrega ilusionada al Señor, al servicio de la Iglesia y de los hermanos, como Franciscanas de María Inmaculada.

Cuando una joven siente la inquietud vocacional y no busca ayuda puede desorientarse, equivocarse, desanimarse y perder así la oportunidad de llevar a cabo el sueño de Dios al regalarle la vocación.

“Joven, te aconsejamos que busques a Jesús en todo tu proceso de discernimiento. Acércate a los sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía; será Jesús mismo quien te indique en tu corazón el camino a seguir.

Del mismo modo te proponemos que puedas dejarte acompañar en tu búsqueda. Recibir el apoyo y la orientación de otro que puede ayudarte a ver con mayor claridad el paso de Dios en tu vida, su llamada y las opciones que orientarán la construcción de tu proyecto de vida.

Por eso, cuando tú desees discernir y aclarar tu vocación, busca ayuda en quienes ya han discernido la suya; puede ser una religiosa, un laico, una laica o un sacerdote. La persona escogida debe ser alguien en quien puedas confiar para contarle tus cosas y dejarte aconsejar por ella. Lo que es importante es que maneje los elementos necesarios para poder ayudarte, con buen criterio, madura, discreta y prudente. El mejor ejemplo de acompañamiento lo podemos ver en los peregrinos de Emaús (Lc 24,13-35); el ideal es que nuestro acompañamiento nos permita experimentar el acompañamiento de Jesús que sale a nuestro encuentro”.

Gracias al acompañamiento puedes ir descubriendo y concretando la opción que has hecho de seguir a Jesús. Cada decisión que vayas tomando, te ayudará a vivir consecuentemente el proyecto de vida que has escogido. Tendrás un espacio para compartir vivencias, así como inquietudes, temores, dudas o certezas, y eso te dará, sin duda, la posibilidad de discernir con mayores elementos una decisión que implica toda la vida.

CASA DE ACOGIDA VOCACIONAL

Las casas de acogida vocacional, son fraternidades, en donde a las jóvenes con inquietud vocacional, se les brinda la oportunidad de hacer una experiencia, compartiendo con un grupo de hermanas y bajo el acompañamiento de una Maestra. El tiempo de permanencia puede ser acordado entre la joven y la responsable de pastoral vocacional. Así mismo, las jóvenes que aún no han terminado de estudiar el último año de secundaria o bachillerato y que desean conocer más de cerca su vocación y la comunidad Franciscana, se acogen a esta experiencia. La casa de acogida en Perú se encuentra en Chiclayo y la de Ecuador en Salitre, Guayas.

ETAPAS DE FORMACION PARA LA VIDA RELIGIOSA

La formación religiosa en nuestra Comunidad Franciscana pasa por las siguientes etapas:

Aspirantado Presencial.

Es la etapa en la cual la joven entra en contacto con la Comunidad, para que, desde un acompañamiento más cercano con la Hermana Maestra de Aspirantes, pueda clarificar su opción por el seguimiento de Cristo. Por el momento, la casa de Aspirantado se encuentra en Quito- Ecuador.

Postulantado

Las jóvenes Aspirantes, que motivadas por el amor de Dios y de nuestro Carisma Franciscano, desean seguir en la etapa del Postulantado lo solicitan libremente con decisión de seguir dando una respuesta generosa al llamamiento divino.
El Postulantado es la etapa en donde la joven profundiza más sobre su vida humana y cristiana y continua el discernimiento de su vocación según la espiritualidad de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada.
En este tiempo, las postulantes tienen experiencias de apostolado en la parroquia como catequesis sacramental, animación de la liturgia, compartir con los más pobres, visita a los enfermos.

Da click aquí para que conozcas a nuestras Postulantes

Noviciado

El Noviciado, es la etapa que tiene como finalidad que la novicia viva su experiencia de encuentro con Dios y conozca más plenamente la vocación divina a la que ha sido llamada, reflexione con mayor propiedad el carisma de nuestra Congregación y lo asuma en su vida conformando la mente y el corazón con el espíritu y misión de la Congregación para que al terminar esta etapa, libremente realice la profesión de los votos de pobreza Castidad y Obediencia como oblación generosa al Señor que la ha mirado con ternura.
Durante la etapa del Noviciado, las novicias desarrollan experiencias de oración intensa, compartir con las compañeras y demás hermanas, trabajos manuales, apostolado en la parroquia como catequesis y otros, visitas a las familias, misión en navidad y semana Santa, animación litúrgica, adoración al Santísimo.

Juniorado

El Juniorado es una etapa de cinco años, comprendida entre la primera profesión y la profesión perpetua. En ella la Hermana continúa su formación humana y religiosa que inició en el noviciado y que debe prolongarse a través de una asidua labor de seguimiento de parte de la maestra de Junioras, y de la comunidad. La participación en la misión de la Congregación y la evaluación frecuente, llevan a la Hermana a la maduración de su espíritu y de su personalidad con el fin de ser testimonio del amor de Dios.